Un blog de Verónica Cernadas para la asignatura de Filosofía en 1º de Bachillerato.
martes, 29 de marzo de 2011
Ciudadanos
A la espera de que comentéis algo en el post anterior, escribo esta nueva entrada después de escuchar en este programa de radio: ¿Quieres hacer el favor de leer esto, por favor?, a Pascual Serrano decir lo siguiente sobre lo que significa ser ciudadano.¿Qué pensáis vosotros?,¿creéis que acierta en su definición?,¿os consideráis ciudadanos?, ¿y la gente que os rodea? Como siempre, vuestra opinión, en los comentarios.
"El ciudadano tiene muchos retos. Lo primero que hay que decirle al ciudadano es que ser ciudadano en democracia no es fácil, hay que tomarse un esfuerzo. Nuestro modelo aboga, cada vez más, por la comodidad física, pero sobre todo, mental; cada vez nos quieren dormir y narcotizar más. Y entonces, el ciudadano deja en un segundo plano cualquier actividad intelectual o de crítica o de análisis; eso le sucede en todos los aspectos, sucede en la política, en el laboral, en el vecinal. El ciudadano no se lee los programas electorales cuando vota, no va a las reuniones de vecinos para plantearse la necesidad de un parque, no va a las reuniones asamblearias de su empresa y, evidentemente, tampoco busca informaciones complejas sobre lo que está pasando en el mundo. Yo creo que hay que abogar por otro modelo de ciudadano."
jueves, 24 de marzo de 2011
Historia de la idea de justicia 1
Hemos empezado ya el último tema del curso,sobre la idea de justicia a lo largo de la historia del pensamiento. Hemos visto los distintos sentidos del término justicia, la diferencia entre legal y legítimo, y las concepciones de justicia en Grecia y en la Biblia. Estamos ahora con San Agustín y La ciudad de Dios.
Aquí tenéis un pequeño vídeo en el que se lee un fragmento de la obra de San Agustín.
Y, a continuación, un texto sobre San Agustín, extraído de Cibernous
La Ciudad de Dios
En una de sus más importantes obras, De civitate Dei (La ciudad de Dios), escrita entre los años 413 y 426, Agustín toma el amor como punto de partida de una interpretación cristiana de la historia que tendrá enorme repercusión en los siglos venideros:
“Dos amores fundaron, pues, dos ciudades, a saber: el amor propio hasta el desprecio de Dios, la terrena, y el amor de Dios hasta el desprecio de sí propio, la celestial”. (La ciudad de Dios, XVII, 115).
El acontecer histórico está determinado por el designio de Dios, que ordenó el curso de los tiempos y que se desarrolla como una lucha entre dos géneros distintos de sociedad (simbolizados por dos ciudades, Roma y Jerusalén): la de los que viven según la carne, paganos y amantes de sí mismos y la de los que viven según el espíritu, cristianos y amantes de Dios.
Ambas ciudades subsisten y se dan juntas en el mismo devenir histórico, pero sólo la ciudad de Dios, como ideal y fin (télos) de la historia, conseguirá triunfar e imponer la paz perpetua. Roma sucumbió a causa de su paganismo y alejamiento de Dios.
La historia tiene una dirección (lineal y no circular) y un sentido: el juicio final, el fin del mundo entendido como llegada y realización de la ciudad de los justos, la ciudad de Dios.
Elena Diez de la Cortina M.
Ya que estamos con el tema de la justicia,y debido a los actuales acontecimientos que están teniendo lugar en el mundo árabe, creo que esta viñeta de Forges es muy pertinente. ¿Tú qué opinas?
En el blog Ángelus Novus encontrarás más viñetas y también poemas sobre el tema, así como en el blog Ítaca, en una entrada que se titula El mundo en viñetas.
¿Qué te sugieren? ¿Qué mensaje envían?
Escribe un comentario sobre alguno de las temas mencionados en esta entrada.
Aquí tenéis un pequeño vídeo en el que se lee un fragmento de la obra de San Agustín.
Y, a continuación, un texto sobre San Agustín, extraído de Cibernous
La Ciudad de Dios
En una de sus más importantes obras, De civitate Dei (La ciudad de Dios), escrita entre los años 413 y 426, Agustín toma el amor como punto de partida de una interpretación cristiana de la historia que tendrá enorme repercusión en los siglos venideros:
“Dos amores fundaron, pues, dos ciudades, a saber: el amor propio hasta el desprecio de Dios, la terrena, y el amor de Dios hasta el desprecio de sí propio, la celestial”. (La ciudad de Dios, XVII, 115).
El acontecer histórico está determinado por el designio de Dios, que ordenó el curso de los tiempos y que se desarrolla como una lucha entre dos géneros distintos de sociedad (simbolizados por dos ciudades, Roma y Jerusalén): la de los que viven según la carne, paganos y amantes de sí mismos y la de los que viven según el espíritu, cristianos y amantes de Dios.
Ambas ciudades subsisten y se dan juntas en el mismo devenir histórico, pero sólo la ciudad de Dios, como ideal y fin (télos) de la historia, conseguirá triunfar e imponer la paz perpetua. Roma sucumbió a causa de su paganismo y alejamiento de Dios.
La historia tiene una dirección (lineal y no circular) y un sentido: el juicio final, el fin del mundo entendido como llegada y realización de la ciudad de los justos, la ciudad de Dios.
Elena Diez de la Cortina M.
Ya que estamos con el tema de la justicia,y debido a los actuales acontecimientos que están teniendo lugar en el mundo árabe, creo que esta viñeta de Forges es muy pertinente. ¿Tú qué opinas?
En el blog Ángelus Novus encontrarás más viñetas y también poemas sobre el tema, así como en el blog Ítaca, en una entrada que se titula El mundo en viñetas.
¿Qué te sugieren? ¿Qué mensaje envían?
Escribe un comentario sobre alguno de las temas mencionados en esta entrada.
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